Hola amigos. Y no me lo van a creer pero esto me lo "fulmine" de Guatezona y la verdad me atreví a copiarlo literalmente porque como decimos en Guate esta Calidad.

Tenía ocho años de edad cuando su mamá le regaló una computadora; desde entonces, no se ha separado de la tecnología y su pasión lo ha llevado a crear programas en beneficio de la humanidad.

Este joven guatemalteco, de padre alemán, hizo su primer proyecto de computación a los 20 años; usted lo utiliza cada vez que abre una cuenta en Internet, esas letritas torcidas llamadas captcha. Luis von Ahn está a punto de cumplir 30 (el 19 de agosto) es profesor del doctorado en computación en la Universidad Carnegie Mellon, de Pittsburg, Estados Unidos.

Al verlo, su aspecto es más el de un universitario, con mochila al hombro, en donde lleva su computadora y el iPod. Pocos creerían que hace tres años Microsoft lo quiso contratar, y fue el mismo Bill Gates quien le habló, “pero no acepté, porque no quiero tener jefe”, comenta; y no pretende tenerlo.

Además de dar clases debe generar ideas e ideas para programas de computación “y me pagan por eso”, agrega. Dice ser un adicto al trabajo, por lo que no habla mucho de música o de cine.

Las matemáticas siempre fueron su materia preferida; y las peores, aquellas en las que tenía que memorizar fechas y nombres, pero eso no evitó que fuera un buen estudiante. “Hoy, con Google, solo necesito buscar la pregunta y en menos de 30 segundos encuentro la respuesta, se ha facilitado todo”, indica.

Viene a Guatemala con frecuencia, pero siempre encuentra alguna vía de calle o avenida modificada y un nuevo centro comercial. “Lo que no me gusta es el tráfico, peor cuando la camioneta hecha el humo, que parece un efecto de una película de James Bond”, dice. Esta entrevista se hizo con motivo de su participación en la semana científica que organizó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt).

Su primera gran invención, el captcha

Sí, son esas letritas torciditas que a todo el mundo le caen mal. Eso fue hace 10 años y, ahora, todos las usan. Empezó porque había un problema con la gente que envía spam de cuentas como Yahoo o Hotmail, estas permiten mandar cien mensajes de correos diarios, un spammer quiere que sean cien millones, para eso necesita miles de cuentas. El captcha previene que alguien escriba un programa de computadora para obtener cien millones de cuentas; esas letritas tienen la propiedad de que solo los humanos las leen, las máquinas no, por estar distorsionadas. Es una prueba para saber si el usuario es humano. Resultó que casi todos los sitios de Internet tienen ese problema y por eso lo usan. La última vez que vi eran alrededor de 2.2 millardos quienes utilizaron un captcha, o sea, la quinta parte del mundo.

¿Vendió su idea a esas empresas de Internet?

No, la di gratis al mundo. Sé que fue una tontera, pero así pasó, porque en aquel entonces (hace 10 años) no sabía que todo el mundo la usaría. La desarrollé con mi asesor de ese momento. Conocíamos al jefe de investigaciones de yahoo.com, quien tenía ese problema, le contamos que acabábamos de terminar la idea y le preguntamos que si la quería probar.

En ese entonces, Yahoo era lo máximo. Lo único que pedimos fue que apareciera un link hasta abajo que decía dónde fue desarrollada, y este lo llevaba a nuestra página. Nos sentimos muy bien y premiados cuando lo aceptaron.

Sin saber que sería un éxito. Hace como tres años hubo un cambio en los captcha. Me di cuenta de que el número de letras resuelto por las personas es de 200 millones cada día alrededor del mundo.

Al oír eso la primera vez estaba muy orgulloso de mí, porque algo que yo hice es usado todas esas veces, pero después empecé a sentirme mal, porque cada vez que alguien tiene que escribir esas letritas pierde 10 segundos de su tiempo, y al multiplicarlo por 200 millones, significa que la humanidad desperdicia alrededor de 500 mil horas diarias por mi culpa.

Empecé a buscar una forma de usar ese tiempo para algo bueno para la humanidad. En esos 10 segundos su cerebro hace algo increíble que aún las computadoras no pueden, a pesar de 50 años de investigación: además de demostrar que es humano el que escribe, ahora ayuda a digitalizar libros.

¿Cómo funciona ese proyecto?

Hay un montón de proyectos que digitalizan libros, como Google. Aquellos escritos antes de la era de la computadora. La computadora debe descifrar las palabras que están en la foto, porque se escanea, algo que no funciona bien con los libros viejos, pues la tinta se ha disuelto, pero los humanos sí pueden hacerlo, por eso van a decir qué palabra es esa. Esas son las palabras que se usan en el captcha. La próxima vez que abra una cuenta en Facebook y escriba el captcha, recuerde que la palabra proviene de un libro que está en proceso de digitalización, por lo que no desperdicia su tiempo. Son como 50 millones de palabras digitalizadas cada día, eso representa unos cinco mil libros.

¿Cuánto tiempo llevará trasladar los libros a Internet?

Todos, un montón de tiempo. Son cien millones de libros los que han sido escritos antes de 1980, en todos los lenguajes. Google, por ejemplo, va a las bibliotecas, toma los libros y los envía a India; allá los escanean. También trabajamos en el archivo del New York Times, en las ediciones desde 1851 a 1980, 130 años del periódico. Eso lo terminamos este año, aquí también se usan las palabritas.

Ahora solo se trabaja con libros en inglés, unos 40 millones. Va a tomar tiempo, pero había que empezar. Se imagina tener acceso a todos los libros del mundo, ayudará al progreso de la humanidad.


También ha hecho juegos electrónicos

Tratamos de usar el tiempo que se invierte en Internet para bien. Otro problema de la computadora es no poder identificar contenidos de una fotografía, porque funciona con nombres de archivos. Por eso, al buscar imágenes de un perro le da muchas que no necesariamente tienen un perro. No hay un programa que entienda todas las imágenes. En el juego que hice se le dice a la computadora qué hay en cada imagen. Las personas archivan esas imágenes, pero no se dan cuenta de que lo están haciendo, porque están jugando. Esto lo compró Google hace casi tres años, por eso, la búsqueda de imágenes ha mejorado un montón en ese sitio. Este sí me lo pagaron, porque ya había aprendido.

¿Cuál es su rutina diaria?

Trabajar en una universidad es muy diferente a lo que se conoce aquí. En Guatemala significa dar clases todo el día, eso no sucede en países desarrollados. Yo doy una clase por semestre, dos veces por semana por una hora y media, el resto hago investigaciones, y me pagan por las dos cosas. La mayor parte del tiempo hago investigaciones, solo en mi oficina o con alumnos del doctorado. Siempre doy ideas, el 99 por ciento son muladas, cosas tontas, pero el uno por ciento funciona.

¿En qué proyecto trabaja actualmente?

En uno de traducción de un lenguaje a otro, algo que las computadoras no hacen muy bien, aún hay que pagarle a una persona. Se hará un sitio de aprendizaje del lenguaje en donde además de aprender, traduzca; esa es la idea, pero no sé si va a funcionar, puede ser que esto sea producto del 99 por ciento de muladas.

Pero el trabajo que usted hace no es solo para la universidad

Mis trabajos benefician a todo el mundo. La universidad me paga mi salario, pero para desarrollar mis proyectos, necesito equipo de computación y programadores, tengo a 20 personas que me ayudan, eso lo financia el Gobierno de Estados Unidos. Hacen eso para que la tecnología que sale ayude primero a Estados Unidos y después al mundo. La universidad me da mi salario, una oficina y una cuenta de banco en donde está el dinero que da el Gobierno, que yo administro. En Guatemala hace falta más investigación, solo tres o cuatro lo hacen, pero en su tiempo libre, después de dar cinco clases cada semestre, se deben levantar a las cuatro de la mañana para hacer una hora de investigación, no pueden competir conmigo, que tengo 60 horas cada semana para desarrollar proyectos. Se trata mal a los profesores, porque científicos no existen sino profesores, esta profesión aquí no es prestigiosa. En Estados Unidos es más reconocida que ingeniero o abogado. Yo gano más que un ingeniero en Google.

¿Cómo hacer para que el país salga adelante?

Pasa algo raro, es una cultura tremendamente elitista, pero no de pensamiento sino de buena familia, pero se niega que lo es. Deben crearse programas elitistas para gente inteligente, no de dinero; esto lo tiene la mayoría de países desarrollados. En Estados Unidos, las universidades son muy elitistas, solo entran los que han sido muy bien seleccionados.

Me gustaría que en Guatemala hubiera un programa que ha funcionado en India, empezó hace 40 años. El gobierno le hace un examen a casi todos los patojitos, de allí toman a los mejores de los mejores, unos mil o dos mil, de 20 millones; menos del uno por ciento. A ellos les pagan todo y los entrenan, la mayoría se va a universidades estadounidenses. El 95 por ciento se queda ahí, en Estados Unidos, pero el 5 por ciento regresa, y es ese pequeño porcentaje el que ha hecho que India mejore en lo tecnológico, gente increíblemente educada que forma compañías tan grandes como Microsoft. A mí me encantaría ayudar a hacer un programa de estos, no tienen que ser mil, pueden ser 50. Estados Unidos creó una élite intelectual, aquellos que han creado Google y Microsoft.

¿Cree que algún día la computadora va a ser casi humana?

Creo que sí, no sé cuándo, quizá en 50 años, pero la computadora va a llegar a hacer lo mismo que una persona, no a sentir amor o algo así, pero usted quizá esté chateando con una computadora y no se dará cuenta. No pasará lo que sale en las películas, que una máquina dirigirá al mundo, y nos van a matar, acaso nosotros matamos a los monos cuando evolucionamos arriba de ellos, lo mismo pasará con las computadoras.

¿Usted conoce a Bill Gates?

No es que seamos cuates de chupe o algo así. Él llegó a contratarme para Microsoft, pero no acepté porque estoy bien en la universidad, hago lo que me gusta y no tengo jefe, solo debo presentar un informe cada tres años. De vez en cuando hablamos (con Gates).

Este joven genio, después de la entrevista debe dictar una conferencia a profesionales de la ciencia, y lo hace tan amenamente como cuando conversamos, no parece que tuviera una inteligencia extraordinaria.