Para conocer más de esta historia debemos de regresar en el tiempo hasta la década setenta en Guatemala. Los excesos experimentados, el enfrentamiento armado interno, el surgimiento de algunas celebridades y políticas y como olvidar el fenómeno natural que arrasó con nuestro país aquella madrugada del 4 de febrero de 1976.

Leonel Ponciano León fue alcalde de la ciudad de Guatemala de 1974 a 1978 y su administración realizó importantes obras que, sin embargo, quedó opacada porque el jefe del ayuntamiento fue un hombre sencillo que tuvo que ejercer su cargo bajo la imponente sombra de su amigo y antecesor, el licenciado Manuel Colom Argueta.

Tocó a la administración de Ponciano empezar a ejecutar proyectos contemplados en el Esquema Director de Ordenamiento Metropolitano, EDOM 2000, y de esa cuenta es sin duda alguna el Alcalde que más invirtió en una obra invisible que es fundamental para el saneamiento de la ciudad, como fue la construcción de los grandes colectores en los que se invirtieron más de cincuenta millones de dólares. Una obra que nadie ha visto y que implicó que literalmente se enterrara la mayor inversión en obra física para esa época en la ciudad de Guatemala, pero cuya importancia es inobjetable.

En una época de aguda confrontación ideológica, Ponciano era un político poco dado al conflicto y que siempre buscó concertar aun con los enemigos de su formación política para evitar boicot y perjuicio para la ciudad que administraba. Eso le significó la antipatía de muchos de sus correligionarios que lo vieron como un traidor a la causa de la izquierda, sobre todo luego de que tras el terremoto de 1976trabajó estrechamente junto al gobierno central del general Laugerud para lograr la reconstrucción.

Notable fue el esfuerzo de su administración que permitió recuperar el servicio de agua apenas 48 horas después de un devastador terremoto que destruyó redes de distribución y plantas de agua en toda la jurisdicción. Igual el descombramiento en el Plan de los Cien Días que fue ejecutado por los ingenieros y técnicos de la Municipalidad de Guatemala para evitar que al inicio de la temporada de lluvias se diera otro desastre por los drenajes tapados o por la eventual caída de paredes dañadas por el sismo.

Primeras teorías sobre el colapso de los colectores en la zona 6 y 2:

Las impactantes fotografías aéreas de este fenómeno, que muestran la forma circular y que desde el lunes circulan por todo el mundo, han llamado la atención de la prensa internacional y ha generado la discusión de toda suerte de hipótesis en decenas de portales y blogs en Internet.

En algunos, incluso, hay quienes se aventuran a calificar el agujero de "fenómeno extraterrestre", causado por "marcianos" con fines inconfesables. En otros se habla de un "fenómeno cárstico", una depresión natural que se registra a nivel subterráneo y que devora las zonas rocosas de caliza y arcilla.

Sin embargo este tipo de situaciones no son nuevas. En febrero de 2007, dos personas murieron, una fue dada por desaparecida y otras 720 debieron ser evacuadas por un hundimiento similar registrado en un popular barrio del norte de la capital.
Ese agujero, que se "tragó" cinco humildes residencias y a tres de sus habitantes, fue atribuido entonces por la Empresa Municipal del Agua a la saturación en el sistema de drenajes del sector.

Dos años después, las autoridades rellenaron el hoyo con materiales sólidos y concreto, en lo que invirtieron cerca de US$1.5 millones, pero declararon inhabitable la zona. Mientras las autoridades y expertos se afanan en busca una explicación científica, creíble, del fenómeno, los vecinos temen que nuevos agujeros puedan surgir en otras zonas de


la ciudad y, al igual que éstos, tragarse sus residencias.

Por medio de un radar de penetración de subsuelo (GPR), los expertos han logrado establecer que no existen cavernas en el interior, pero la arena volcánica en los alrededores del agujero le ha impedido realizar un estudio completo.

La explicación preliminar que las autoridades dan a la formación de este cráter, que tiene un diámetro promedio de 21.5 metros y una profundidad de 31.2 metros, es que fue el resultado de una carga excesiva de agua en el terreno, originada por las torrenciales lluvias.

El agujero se tragó una residencia de tres niveles donde funcionaba una fábrica de ropa, aunque los trabajadores ya no estaban en el lugar en el momento del hundimiento.

A simple vista, da la impresión de que la construcción, que se encontraba ubicada en una esquina, habría sido perfectamente "cortada" por una sierra gigante y separada de las residencias vecinas que no cedieron al socavón.

Las autoridades, que dicen no tener conocimiento de víctimas por ese fenómeno, señalan que en el lugar del hundimiento existe un colector del sistema de drenajes.

El Colegio de Ingenieros de Guatemala ha señalado que la formación de esos agujeros se debe a la falta de mantenimiento de los colectores, cuya responsabilidad es de la municipalidad capitalina.

A continuación un reportaje sobre el origen de los agujeros de la zona 6 y zona 2 de la ciudad de Guatemala.


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