"Steve Jobs ha muerto". El mensaje lo pudo leer, quizás, en su iPhone, esta mañana. Tal vez, la noticia influyó en su estado de ánimo lo suficiente como para, sin darse cuenta, cambiar la música de su iPod. 'Blowin in the Wind', de Bob Dylan, por ejemplo. Al llegar a casa y abrir el navegador de su Mac se encontró con un Google con sabor a despedida; un sinfín de despedidas venidas de todos los sectores de la sociedad, de todos los rincones del mundo. Incluso, quién sabe, acarició con su dedo el rostro de un sonriente Steve Jobs al pasar de página en su iPad.

Era el corazón de Apple, un espíritu emprendedor, aventurero, apasionado y vocacional, que dictó el que sería el prólogo de su vida en un discurso legendario, durante la graduación del curso de 2005 de la Universidad de Standford. Han pasado seis años y, sin embargo, ningún día tuvo más sentido aquella frase de "sigue hambriento, sigue alocado".

"Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿haría lo que voy a hacer? No hay razón para no seguir... Nadie quiere morir, incluso los que saben que van a ir al cielo. Pero hay que renovar, lo nuevo sustituye a lo viejo y así debe ser (...) A veces la vida te golpea con un ladridllo. No pierdas la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me ha mantenido en pie ha sido amar lo que hago. Tienes que encontrar lo que amas. Nuestro trabajo es una parte muy importante en la vida, y la única forma de quedar satisfechos es creer que estas haciendo algo grande. Ama siempre lo que haces".

Tantas frases que quedarán en la memoria que es difícil elegir una. Su presencia en el mundo, tan insistente, se convierte ahora en una ausencia difícil de creer: redes sociales, blogs, artículos, reportajes, galería de fotos, vídeos... Todo tipo de contenidos convierten a Steve Jobs en una suerte de 'virus' informático, un ente cercano al Matrix de los Watchowsky que resonará entre los cuatro marcos de su pantalla. Píxeles grabados en la historia.

De Apple a Pixar

Puede que, después de todo, el producto que mejor vendió Steve Jobs no fuera su iPhone ni su iPod ni su iPad, sino que fuera él mismo. A lo largo de los años, el creador de Apple ha forjado una idea sobrehumana que combinaba talento, imaginación, creatividad y vocación. Una fórmula pasional que le convirtió en el hombre más rico del planeta, “algo que nunca me importó”.

En los últimos tiempos, muchos quisieron ver a Jobs como el Tony Stark terrenal; el Walter Bishop de esta dimensión. Es obvio que son más que conscientes de los triunfos tecnológicos del tipo de la manzana.

El futuro de Apple

Bill Gates, Mark Zuckerberg, Paul Allen, Damon Lindelof, Ruiz-Gallardón, Rupert Murdoch... Los mensajes de despedida para Steve Jobs se cuentan a miles en todos los sectores de la sociedad, desde el arte a la ciencia.

La muerte de Steve Jobs deja huérfano de padre a la mayor de sus creaciones, Apple, una compañía que moldeó acorde con sus sueños tecnológicos y que ahora se enfrenta al reto de sobrevivir a la ausencia de su visionario líder. A pesar del golpe de efecto que supone esta pérdida, Apple encara la era post-Jobs como la segunda empresa más valiosa de EE UU, desde la tranquilidad de ver cómo sus beneficios se duplican de año en año y sus productos marcan la pauta a seguir en el sector.

Toca que Apple encara su nuevo futuro y sepa reaccionar a los grandes eventos que Steve Jobs protagonizaba. Su primer reto es más que evidente: el iPhone 4s, que llega con más críticas que alabanzas y que inicia la era de Tim Cook.
 
Retrovisor
 
Steven Paul
Jobs (San Francisco, California, 24 de febrero de 1955 – Palo Alto, California, 5 de octubre de 2011)  conocido como Steve Jobs, fue un empresario y magnate de los negocios del sector informático y de la Industria del entretenimiento estadounidense. Fue cofundador y presidente ejecutivo de Apple Inc. y máximo accionista individual de The Walt Disney Company.

Fundó Apple en 1976 junto con un amigo de la adolescencia, Steve Wozniak, en el garaje de su casa. Aupado por el éxito de su Apple II Jobs obtuvo una gran relevancia pública, siendo portada de Time en 1981.

Contaba con 26 años y ya era millonario gracias a la exitosa salida a bolsa de la compañía a finales del año anterior. La década de los 80 supuso la entrada de potentes competidores en el mercado de los ordenadores personales, lo que originó las primeras dificultades empresariales.

Su reacción fue innovar: a principios de 1984 su compañía lanzaba el Macintosh 128K, que fue el primer ordenador personal que se comercializó exitosamente que usaba una interfaz gráfica de usuario (GUI) y un ratón en vez de la línea de comandos.

Después de tener problemas con la cúpula directiva de la empresa que él mismo fundó, fue despedido de Apple Computer en 1985. Jobs vendió entonces todas sus acciones, salvo una.

Ese mismo año recibía la Medalla Nacional de Tecnología del presidente Ronald Reagan, cerrando con este reconocimiento esta primera etapa como emprendedor. Regresó en 1997 a la compañía, que se encontraba en graves dificultades financieras, y fue su director ejecutivo hasta el 24 de agosto de 2011.