¿Realmente puede ser analizada una nación por la higiene mental de sus políticos? Fue la pregunta que me vino después de leer un interesante artículo publicado por el diario La Hora de Guatemala el pasado 26 de octubre.
Cuando buscamos en algunas páginas especializadas el concepto HIGIENE MENTAL encontramos conceptos como este: “Es el conjunto de actividades que permiten que una persona esté en equilibrio con su entorno sociocultural. Estas acciones intentan prevenir el surgimiento de comportamientos que no se adapten al funcionamiento social y garantizar el ajuste psicológico imprescindible para que el sujeto goce de buena salud mental”
La semana pasada fuimos espectadores de varios zafarranchos provocados por partidarios políticos y representantes del legislativo, en donde las confrontaciones pasaron de pugnas verbales a varias agresiones físicas y palabrotas de alto nivel que dejan en evidencia la crisis emocional que viven los actores de esta novelota.
Preocupa mucho que un asiento legislativo este ocupado por un individuo cuya situación anímica se mantiene en la cuerda floja, tomando en cuenta los compromisos de alto impacto que deben resolverse en beneficio de la población.
Mientras que la mayoría de los políticos son expertos en identificar y aprovechar temas que beneficiarán su partido, los mejores políticos tienen una habilidad extra: saben cómo usar el sistema para conseguir resultados. Resultados que desde luego deben llegar después de haber agotado cualquier instancia, menos la de los insultos o golpes.
Pareciera que estos representantes elegidos por votación popular olvidaron que son a ellos, quienes como pueblo prestamos atención a lo que dicen. Tengo la impresión que no han logrado aterrizar la idea de que poseen un rol central en nuestras vidas. Ellos forman parte de nuestro sistema sanitario, en ellos pusimos la confianza para tomar esas decisiones críticas que llevarán por buen camino a la nación.
Solo haciendo conciencia política podremos pensar en una nación prospera. Para ello tenemos que fortalecer varios sistemas, que cada día flaquean más, entre ellos la participación cívica engendrada en nuestras escuelas y en el propio hogar. Es responsabilidad como padres, hijos, abuelos, nietos, vecinos, amigos, compañeros, entender que hace nuestro gobierno, como podemos participar y convertir el estudio político en una prioridad escolar de primer orden.
Llevo 20 años escuchando que es momento de cambiar a esos malos políticos, pero lo más tenebroso de todo es que no tenemos buenos políticos. ¿Tiene lógica cambiarlos por otros malos políticos? Esto es igual que la selección de futbol, hasta que no hagamos conciencia como sociedad que lo que necesitamos es fortalecer la carrera en estas ramas no tendremos resultados positivos. No podemos pretender cosas diferentes, haciendo siempre lo mismo.
Solo para que usted tenga una idea de cómo es nuestra preparación política como ciudadanos no como políticos, le comparto este fragmento de un video publicado por el canal Guate visión. Me atrevería a decir, sin ánimo de ofender, que este guatemalteco es la mejor representación de la media en nuestro país. No necesitamos ser especialistas en ciencias políticas, cada uno tiene su especialidad pero si es necesario involucrarnos más, estudiar, prepararnos, leer, documentarnos.
Fíjese pues, analícelo:
Para darle más sabor a este arroz ahora le comparto una publicación hecha por Nuestro Diario hoy miércoles 29 de octubre, en donde queda plasmada la calidad burda de un representante político, en donde, cual si fuese vendedor de granizadas, sin ofender a los presentes y bien acompañado de su megáfono hace uso de su exclusivo manejo del idioma alemán.
Lea no más, como se expresa.
Ya basta de quejarnos y empecemos a actuar. Usemos el Internet para documentarnos, para investigar y no solo para revisar las redes sociales o mandar emails.
Aprovecho para compartirles las 10 cualidades que debe tener un político, estudio realizado por la universidad de Barcelona con una media de 5,000 ciudadanos de aquella bella ciudad.
1. Aptitud para entender un problema que necesite solución (un problema que ellos mismos hayan detectado o que se lo hayan presentado),
2. Aptitud para elaborar una solución (individualmente o colaborando con otros),
3. Aptitud para el pensamiento lateral y para innovar (empleando los recursos de formas nuevas o simplemente afinando la normativa se puede a menudo aportar soluciones),
4. Capacidad para explicar la solución propuesta (al electorado, a los medios de comunicación, a la sociedad civil, al partido político, a compañeros de gobierno, a socios internacionales, etc),
5. Capacidad para crear un clima de confianza (si al político se le percibe como una persona de poco fiar o deshonesta, será prácticamente imposible establecer un diálogo sincero con terceros),
6. Capacidad para hacer concesiones (rara vez una propuesta es aceptada por todos aquellos que participan en la toma de decisión, y la idea original tendrá que modificarse),
7. Aptitud para aúnar esfuerzos y crear partenariados,
8. Capacidad para compartir el éxito y velar porque todos los implicados sean ganadores/perdedores en igual medida,
9. Capacidad para llevar a buen puerto el acuerdo logrado (una decisión o ley que no se implementa correctamente será inútil
“Queda implícito en varias de las cualidades anteriores, pero conviene subrayarlo, la capacidad para escuchar”.
“La política es un ámbito donde el psicópata se mueve como pez en el agua, lo que no significa que todos los líderes o políticos sean psicópatas. Pero sí que allí donde hay poder, hay psicópatas, que no distinguen ideologías. Por eso los encontramos en la izquierda y en la derecha”, define el doctor Hugo Marietan, médico psiquiatra y uno de los principales especialistas argentinos en psicopatía.
Hasta la próxima!!!