¿Quién fue a la playa en los setentas y ochentas recordará la pelota playera inflable de Nivea?. 

Este material plástico se convirtió en uno de los iconos playeros de la época. En Guatemala la pelota playera de Nivea fue un clásico de los ochentas junto a otras cosas los freezbes de verano de la bebida Orange Crush.

Estas pelotas de Nivea eran gigantes. Difícilmente se podía agarrar con las dos manos cuando uno era un chiris (niño en Guatemala),la forma singular de nombrar a un infante en nuestro país. Conseguir la pelota playera de Nivea era un pelín (un poco) complicado ya que no se vendían en tiendas. Normalmente venían como regalo en alguna promoción de productos Nivea o te la regalaban en la playa. 


Lo complicado era inflar tan semejante pelota. Uno con su pulmón de niño no podía hacer gran cosa, delegando tan preciada responsabilidad en nuestro padre o hermano mayor que tenía más capacidades para inflar la pelota y que adicionalmente se calaba el sabor a salitre de la boquilla donde se inflaba la azulada pelota.

La vida media de una pelota Nivea en nuestras manos era de dos jornadas playeras; en ese lapso de tiempo o se había pinchado o la habíamos trabado con un shutazo descontrolado. En ocasiones se veía rodar a gran velocidad por la orilla de playa estas pelotas producto de las brisas costeras y de la inestabilidad de la misma pelota.



Luego de la pelota gigante Nivea vinieron otras marcas de pelotas playeras a tratar de ocupar su puesto. Sin embargo, ninguna dejó una huella tan profunda como nuestra querida pelota playera Nivea.