La Zona 12 de la ciudad capital de Guatemala es una de las más grandes. De hecho, el terreno perteneció a una fracción de la “Hacienda Las Charcas”, un sector que fue comprado por Justo Rufino Barrios. Estos fueron repartidos a gente necesitada de vivienda.

La repartición se realizó el 10 de julio de 1883, en donde se crearon las escrituras para la entrega de las tierras. En él se describe que:


“[…] cuando la mira laudable de que la población pueda extenderse hacia el sur y proporcionar terrenos gratis a los que carezcan de ellos, se ha dispuesto dividir la parte de la dicha hacienda, comprendida entre los linderos que fija la disposición citada, en pequeños lotes de veinte varas de frente por veinticinco de fondo.”


“[…] el General Presidente acuerda: autorizar con tal objeto al Jefe Político de este departamento, a quien se previene verifique cuanto antes el reparto del terreno en los términos indicados, procediendo a otorgar los títulos de propiedad correspondiente, y que recoja los lotes que dentro de un año no estuvieren cercados ni en ellos se hubiere construido la correspondiente habitación y los conceda a las personas que cumplan con las apuntadas condiciones.”


Los terrenos se entregaron de manera gratuita a toda persona que careció de un espacio para vivir. Durante la época de Rufino Barrios y García Granados la contienda de la Revolución Liberal se encontraba en proceso, momento en el que se le conoció como “El Reformador”.

Durante su mandato, se realizaron proyectos de urbanización en la Ciudad de Guatemala —dígase jardinización, colocación de monumentos, trazado de de la calzada y bulevares.


Sin embargo, diez años después de entregar los espacios de vivienda, no se habían realizado todavía trabajos en calles, ni tampoco trazado. Por ello, en el período de Reina Barrios, este espacio fue incluido en el proyecto de urbanización: se dividieron los terrenos en manzanas y se diseñaron las avenidas con banquetas.

Los dueños de estas fincas.

El Presbítero don José Solórzano por los años de 1778 vendió a don José Piñol el sitio de Gastañaza (con G), compuesto de 14 caballerías de extensión, por la cantidad de mil cuatrocientos pesos. Fue condición, que si medido que fuere, no tuviera esta cabida, se completaría el mínimo de 14 caballerías con otras tierras en la Labor del Incienso que el vendedor poseía.

La historia familiar empieza con Jossef Piñol y Sala, quien nació en Cataluña y llegó a Guatemala en 1752. Al año siguiente se casó con María Manuela Muñoz y Barba de Figueroa. La historia familiar empieza con Jossef Piñol y Sala, quien nació en Cataluña y llegó a Guatemala en 1752. Al año siguiente se casó con María Manuela Muñoz y Barba de Figueroa.

Tuvo los hijos siguientes: Tadeo Piñol y Muñoz, encargado de los negocios de la familia y de la testamentaría de su padre. José María Piñol y Muñoz, soltero. Micaela Piñol y Muñoz, que se casó con Juan Fermín Aycinena (primer marqués de Aycinena), este último después de haber enviudado dos veces. Juana Piñol y Muñoz casó con Vicente Aycinena (segundo marqués de Aycinena), hijo de Juan Fermín Aycinena. Dos hermanas casadas con padre e hijo. Micaela, la más joven de las dos, tiene este singular parentesco: madrastra de su cuñado: suegra de su hermana; tía y abuela de sus nietos.

Las otras dos hijas, Delfina y Manuela, fueron monjas. Delfina en el Monasterio de Santa Teresa. Esta fue la abadesa de su sobrina, la madre María Teresa de la Santísima Trinidad, muerta en olor de santidad.

La empresa familiar de la familia Piñol tenía goletas que llevaban madera, grana, añil, vainilla y zarzaparrilla a España y a Estados Unidos de América. En Filadelfia, Manuel José conoció a la hija de su socio, Suzana Bayley, con quien se casó. El matrimonio Piñol Bayley tuvo de hijos a: Tadeo Piñol y Bayley, que se casó con Luz Batres Jauregui; por fallecimiento de su padre, cuando él tenía catorce años, tuvo que ver las propiedades de la familia bajo los consejos de su tío monseñor Bernardo Piñol y Aycinena.