Serrano Elías figuró en el panorama político en 1982 llamado por el entonces jefe de facto, Efraín Ríos Montt, tras el golpe de Estado de marzo de ese año, y fue nombrado por éste para presidir el Consejo de Estado.

Tras el golpe contra Ríos Montt, Serrano Elías desapareció de la escena y reapareció durante el proceso electoral de 1985 como candidato presidencial del desaparecido Partido Democrático de Cooperación Nacional (PDCN), y para las siguientes elecciones generales de 1990 ya había fundado el Movimiento de Acción Solidaria (MAS), partido con el que logró ganar la Presidencia de la República.

Serrano Elías, desde su época de candidato presidencial, tuvo que vérselas con serios oponentes, que le denunciaron en su momento como una persona sin solvencia económica y con deudas sobre su casa.  El hábil orador supo usar este señalamiento para lograr una identificación mayor de los electores al declarar que la mayoría de los ciudadanos “tenemos deudas sobre nuestra casa” y que eso no les impedía ser honrados.  Sin embargo, estaba claro que no era alguien que gozara de una muy aventajada situación financiera en aquellos días.

Serrano Elías eventualmente llegó a la Presidencia de Guatemala el 14 de enero 1991, pero el 25 de mayo de 1993 disolvió el Congreso, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la Corte de Constitucionalidad (CC), argumentando que las instituciones se habían corrompido.  Fue el evento que sería llamado coloquialmente el “Serranazo”.

Sin embargo, la CC rechazó la disolución y lo destituyó junto a su vicepresidente Gustavo Espina, y ambos salieron al exilio; el primero a Panamá, donde permanece desde esa fecha, y el segundo a Costa Rica, de donde regresó a Guatemala en 1997. Espina recibió una condena mínima por violación a la Constitución, con el pago de una multa.

El asilo en Panamá le fue concedido a Serrano por el entonces presidente Guillermo Endara (el primer presidente que asumió tras el fin del régimen militar, desmantelado luego de la invasión estadounidense de 1989).   

El presidente panameño argumentó que Serrano Elías obtuvo el asilo porque era amigo personal de él y de la democracia panameña, lo que generó críticas en diferentes sectores políticos oficiales y de oposición de la región.



Sin embargo, lo ocurrido con el ex presidente de Guatemala no fue una excepción. Al amparo de las políticas migratorias, legales y fiscales panameñas, decenas de personajes con órdenes de captura y juicios pendientes habrían encontrado en el país centroamericano su paraíso.

Tras permanecer durante tres semanas en un hotel de lujo de la capital panameña, Serrano se trasladó a vivir, junto a su familia, a un edificio situado en una de las zonas residenciales de la ciudad, mientras en Guatemala se acusaba al ex presidente de once delitos, entre ellos los de violación de la Carta Magna, abuso de autoridad, peculado y malversación de fondos públicos.

Se puso al descubierto que Serrano Elías poseía gran número de propiedades, tanto en Guatemala como en Estados Unidos, y cuentas bancarias en Estados Unidos, Suiza y Panamá.  Tanto Serrano como su ex vicepresidente Gustavo Espina se habrían convertido en inmensamente ricos durante los 28 meses que pasaron gobernando el país. "Serrano no tenía nada antes de ser nombrado presidente y almacenó una fabulosa riqueza de un día para otro", afirmó el fiscal del caso. "Compró casa, fincas, barcos y muchas otras cosas".



Mostrándose como dueño de una inmensa fortuna lograda, según él mismo, gracias a su tesón empresarial desde antes de llegar a la presidencia, en Panamá el exmandatario invirtió en desarrollo inmobiliario, su principal actividad.  Incursionó también en la minería no metálica y en el negocio de la educación privada.

Apenas cuatro meses después de su intempestiva salida del país, registró  en Panamá Tikal Latinamericana S.A., creada el 25 de octubre de 1993, , y de la cual era representante su hijo Arturo Serrano Bianchi. Con esta empresa explotaría basalto hasta el 2017, en 500 hectáreas del corregimiento de Pácora.  

La sociedad Hacienda Country Club S.A., centro de reuniones del poder panameño, también estaba conectada con Serrano y su familia.  Ubicada en Cerro Azul, cuenta con picaderos para salto, cancha de polo, un restaurante y un campo de golf y es donde el ex mandatario ha mostrado su amor por los caballos finos.

Además, compró la Cantera El Coco la cual le generó expedientes judiciales por causar impactos ambientales en zonas cercanas, y por incumplir normas obrero-patronales lo cual puso en riesgo su condición de asilado.  La cantera finalmente cerró por problemas de contaminación en el 2007, pero para entonces los Serrano ya la habían vendido a la multinacional M&S.

Es imposible calcular la fortuna acumulada por el ex presidente, pero ha tejido un poderoso entramado económico, social y político que lo arraiga con fuerza a Panamá. Durante los más de 25 años que ha permanecido como prófugo de la justicia, el expresidente ha buscado poner fin a la persecución penal en su contra mediante diversos recursos sin lograrlo.