En mis tiempos de infancia y no me dejaran mentir, cargar reloj era como obtener un premio. El paso a la hombría, el orgullo de papá. Pero antes de tener un buen reloj tenías que ser preparado con alguna imitación o reloj de juguete.

Nuestras primeras joyas. 

Tuve varios cuando era pequeño. Había muchos modelos. Recuerdo especialmente unos con un efecto laminado cuyos dibujos cambiaban con el movimiento y la luz, al estilo de los magic tazos. Hoy en día este juguete sigue siendo popular entre los niños pero ya no como antes.

Otro reloj que nunca se borrara del recuerdo de muchos son aquellos que tenían juegos digitales. Eran ideales para pasar los ratos muertos en viajes y similares, y, aunque muy simples, entretenían una barbaridad. 

Quien tenía uno de estos despertaba la envidia de los amigos, pues en aquel entonces, económicamente no estaban al alcance de cualquiera. Los más populares fueron los de la marca Casio. 


Había un modelo de metal que incluía en la memoria más de un juego. Había otro que tenía carcasa de los transformer. Era fenomenal y ya para finalizar con este recuerdo con tiempo, porque estamos hablando de relojes, no podemos dejar fuera al reloj con calculadora.

Este reloj era muy envidiado en las clases de matemáticas ya que los profesores aún no nos permitían usar la calculadora para realizar las operaciones. Además, cada vez que en la vida real surgía la necesidad de realizar un cálculo, aunque fuera sencillo, todas las miradas de la gente de mis compañeros se dirigían hacia el portador de uno de estos relojes. Estaba claro, no nos pagaban por pensar.

Jajaja pero lo peor de todo es cuando vinieron unas imitaciones chinas y las sumas las hacia mal el relojito, estoy seguro que muchos negociantes de la época tuvieron perdidas sin percatarse en el instante.